Más de cien sin techo suecos mendigan en las costas españolas

Más de cien “sin techo” suecos mendigan en Mallorca, Fuengirola, Gran Canaria y Tenerife y varios centenares más viven en extremas condiciones de pobreza…

La presencia en la Península de este pequeño ejército de migrantes escandinavos ha sido descubierta gracias a una investigación llevada a cabo por un periódico callejero de Gotemburgo distribuido por indigentes. Según el editor de Faktum, Aaron Israelson, la noticia ha causado auténtico estupor en el país y ha provocado tremendas reacciones.

Tan sólo en Fuengirola, hay al menos treinta suecos mendigando y durmiendo por las calles y varios centenares más viven en la indigencia. La cifra, absolutamente fiable, ha sido proporcionada por Adintre. La Iglesia sueca estima que otras treinta personas sin hogar viven en Tenerife, Mallorca y Gran Canaria (en total, noventa más). Se da también por hecho que existen más mendigos suecos malviviendo en los litorales españoles.

¿Cómo y por qué han ido a parar estos migrantes a la costa del Sol y otros centros turísticos? Según la Iglesia Sueca, la inmensa mayoría de ellos son personas con patologías mentales y adicciones a la droga y el alcohol que invirtieron todo su dinero en la adquisición de un billete de avión al sur de Europa porque presumían que su vida sería más fácil en la Península.

El primer vuelo chárter desde Suecia aterrizó en España en 1955. Estos pioneros escandinavos de la búsqueda del sol y el alcohol de garrafa se asentaron preferentemente en el sur del país, las Baleares y las Canarias durante los sesenta y los setenta, pero el verdadero boom migratorio se produjo a partir de los noventa. Aunque la cifra de residentes “regularizados” es muy inferior, se estima que alrededor de 40.000 suecos viven permanente o temporalmente tan sólo en la costa del Sol. Durante 2012, España fue visitada por un millón doscientos mil turistas procedentes de ese país. Al igual que los británicos, los expatriados escandinavos tienden a agruparse y a crear sus propios guetos.

Los migrantes suecos sin recursos se han concentrado justamente en los espacios donde existía ya de forma precedente una presencia significativa de compatriotas. Según explica la autora del reportaje que ha conmocionado a muchos suecos, Emma Sophie Dedorson, los sin techo viajaron hasta España alentados por los bajos precios del alcohol, el clima benigno y una sociedad mucho más tolerante que la sueca con el consumo de drogas. Lo que descubrieron al llegar a la Península, fue una realidad distinta que, por diferentes motivos, los empujó hasta la marginación o los perpetuó en la indigencia de la que ya venían.

Al igual que el resto de indigentes, han tenido que hacer frente a los problemas típicos de la marginalidad y la pobreza extrema. La Iglesia Sueca tiene constancia de que varias mujeres han sido víctimas de agresiones sexuales. Durante el pasado año, 21 ciudadanos procedentes de ese país fueron detenidos en España y 55 suecos en dificultades económicas fueron ayudados por Estocolmo a regresar a su lugar de origen.

La mayoría, sin embargo, se encuentran literalmente atrapados en España. Su perfil personal les impide frecuentemente acceder a los requisitos que les permitiría recibir ayudas de los Gobiernos español y sueco, de manera que a menudo se han quedado enredados entre sus propias adicciones o patologías mentales, en un viaje sin retorno a la marginalidad y la indigencia. Gracias a la revista Faktum, se sabe que existe también un número considerable de sin techo suecos en Tailandia, Alemania, Francia y el Reino Unido.

Según Aaron Israelson, realizar una investigación así era absolutamente necesario para poner las cosas en su sitio en un momento en que un sector significativo de la opinión pública sueca cargaba abiertamente contra los búlgaros y los rumanos que mendigan por las calles del país y contra los Gobiernos de sus países, a quienes reprochan que no hagan nada para atajar la exportación de “nómadas mendigos”. Tal es el interés que suscita este asunto entre los suecos que la lucha contra la mendicidad fue una de las principales armas políticas con las que los ultranacionalistas de Demócratas de Suecia concurrieron a las elecciones de 2010.

Al igual que otras formaciones populistas europeas, este partido accedió por primera vez al Parlamento gracias a un programa electoral esencialmente sostenido sobre el euroescepticismo y el odio al extranjero pobre. El partido liderado por Jimmie Åkesson incluía también entre sus propuestas la expulsión de aquellos extranjeros que mendigaran en las calles del país. Los “ingenieros electorales” de esta formación se refieren a la mendicidad como una forma de criminalidad y dividen a los indigentes en dos categorías básicas: los nacidos en Suecia y los foráneos. “Los extranjeros vienen a Suecia a mendigar de una forma profesional”, aseguraban en su programa. “No podemos comparar a los mendigos procedentes de otros países con los suecos que piden por culpa de sus adicciones a las drogas y el alcohol. También creemos que todos nuestros sistemas de protección social deben estar preferentemente dirigidos a cuidar de nuestros propios ciudadanos”. El partido que defiende estas ideas obtuvo dos de los veinte asientos suecos en el Parlamento europeo durante las pasadas elecciones del 25 de mayo y cerca del 10 por ciento de los votos.

Mucho más recientemente, autoridades suecas y danesas han intercambiado descalificaciones de calibre grueso en relación a un asunto vinculado a la presencia de mendigos extranjeros en Copenhage. En su edición del pasado 9 de julio, una crónica de Radio Suecia denunciaba que Dinamarca ha aprobado leyes contra la mendicidad que impiden que los municipios y las organizaciones reciban dinero público para ayudar a los foráneos que residen irregularmente en el país. Por otra parte, los mendigos europeos pueden ser castigados o advertidos, mientras que los extracomunitarios pueden ser expulsados de forma inmediata. Las disputas entre vecinos escandinavos se avivaron todavía más a raíz de unas declaraciones de un político social-demócrata danés en las que aseguraba que los esfuerzos policiales deberían conducir a los mendigos a elegir otros países como Suecia.

Según el editor de Faktum, Aaron Israelson, es interesante que los suecos sepan que muchos compatriotas están haciendo uso de la libertad de movimiento dentro de la Unión Europea para huir de la pobreza. “Creo que nuestra investigación ha ayudado a abrirle los ojos a mucha gente que estaba enfadada con otros países como Rumanía o Bulgaria porque no cuidaban de sus propios indigentes. Parece ser que tampoco Suecia lo hace”.

(Fuente: Ferrán Barber)

 

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