Los Suecos Son Diferentes

Mitos del estado de bienestar y las diferencias picantes de una región con buena fama

Por   | Para LA NACION

Los daneses son los hombres más felices sobre la Tierra, los islandeses son los que compran más libros, los finlandeses son los mejor educados, los noruegos son los que criaron y editaron a un genio pedestre como Karl Ove Knausgård y los suecos. , ¡ah, los suecos son diferentes! Son los más hospitalarios del planeta (Suecia tiene el mayor número proporcional de refugiados), usan ropa barata y a la moda de H&M, viven en casas decoradas con el gusto sin excesos de IKEA, siguen escuchando el pop ingenuo de ABBA y leen, pero sobre todo escriben, magníficas novelas policiales. ¿Los escandinavos son perfectos? Casi. El libro The Almost Nearly Perfect People (La gente casi casi perfecta), recién publicado en los Estados Unidos, indaga los alcances de un mito de la cultura contemporánea: el estado de bienestar como mandato fundacional de los países nórdicos. El periodista Michael Booth (él es inglés y su esposa, danesa) sacudió la mugre que se esconde debajo de esa espléndida alfombra de IKEA y, en un libro tan revelador como revulsivo, se sumergió en las costumbres de los cinco países nórdicos y averiguó por qué cuatro de ellos tienen una gran cosa en común: odiar a los suecos.»La mayoría de la gente que se fascina con el estado de bienestar escandinavo nunca estuvo realmente en Escandinavia», escribe Booth. Lo llama el punto ciego, una óptica distorsionada por la distancia que genera valoraciones equivocadas: aunque europeos o evolucionados, los nórdicos son países periféricos. Como un cronista cimarrón, Booth hizo trabajo de campo, vivió en Estocolmo y en Reikiavik, en Helsinki y en Oslo, se compadeció de lo mal que comen, tomó vodka y café en hectolitros, se preguntó cómo un ciudadano de a pie aporta en impuestos hasta un 72 por ciento de su sueldo y se aburrió mortalmente en Copenhague, donde padeció la solemnidad de los daneses, aun cuando la ciudad insista en promocionarse como la Ibiza del mar Báltico. En búsqueda de una explicación para el milagro nórdico, según el subtítulo del libro, admiró que el Estado provea salud y educación gratuitas o planes de desempleo que ayudan a mantener el auto o las vacaciones incluso en las bancarrotas. Pero descubrió que tanta seguridad social estimula el hygge, la palabra danesa que define la comodidad de la vida plácida y que para él en realidad significa conformismo, que la mayoría de la gente todavía cree en la existencia de los elfos, que la industria petrolera noruega es una de las más contaminantes del planeta, que los partidos neonazis suman votos en cada elección y que el sisu, el concepto finés que sirve para explicar la determinación estoica de sus hombres, enmascara una cruel forma de machismo. Entre la antropología de cafetín, el relato periodístico y el diario de viajes, en Booth se hicieron carne las palabras que Shakespeare usó hace cuatrocientos años para expresar todo lo podrido que se escondía en la corte del príncipe Hamlet: «Algo huele mal en Dinamarca».

Los daneses son los ciudadanos más endeudados de Europa, los islandeses son casi salvajes, los finlandeses son los que más se automedican, los noruegos son esclavos de su petróleo y los suecos son. tensos. Pedantes, pero resignados, según Booth, irritan a sus vecinos por pretenciosos, como cualquier nuevo rico que busque atención pisando el acelerador de su Volvo cero kilómetro. ¿Los escandinavos son perfectos? No. Si es cierto que el mito es un habla, y que todo lo que justifique un discurso puede ser mito, los nórdicos de la época construyeron el suyo como los vikingos de antaño: con folklore oral y provocando admiración en los lejanos pueblos salvajes que escuchan fascinados hablar de ellos.

CINCO PAÍSES NÓRDICOS Y SU APORTE CULTURAL A LA ÉPOCA

Dinamarca

¿A quién le importa House of Cards? La serie definitiva sobre las miserias de la política es Borgen, que hurga debajo de la pollera de la primera mujer que llega a primer ministro.

Islandia

Con Björk como diva exótica global (homenajeada en una retrospectiva del MoMA neoyorquino), ahora la banda Of Monsters and Men toma el cetro del indie folk islandés.

Finlandia

Pioneros en la telefonía móvil (aunque su marca Nokia sucumbió ante Microsoft), los fineses alumbraron Angry Birds, el jueguito para celulares más vendido de la historia.

Noruega

El nombre de un hombre que revoluciona la literatura contemporánea: Karl Ove Knausgård y su monumental saga Mi lucha, con más de tres mil páginas introspectivas.

Suecia

Después de ABBA, las películas de Ingmar Bergman y el porno soft, el fallecido Stieg Larsson revivió el policial nórdico y desenmascaró los vicios del mítico estado de bienestar..

ICS, El Instituto de Cultura Sueca, es el centro de enseñanza de sueco más antiguo de Latinoamérica. Fundado en 1988.